¿Qué es la Facilitación?
Observamos que de manera creciente en los últimos años, aparece la noción de la Facilitación como una búsqueda de apoyo para liderar, gestionar o involucrarse en problemas complejos, donde el proceso es poco nítido y los resultados no se logran del modo y con la eficacia que las organizaciones lo requieren. Tanto es así, que el mercado se pronuncia solicitando en diversas licitaciones públicas y privadas el rol del facilitador/a, sin dejar casi nunca establecido a qué se refieren en realidad.
Algunas confusiones frecuentes producto de lo anterior, es entender como iguales el rol de Facilitador /a con el de Formador /a o Docente, el de Consultor/a o el de Coach. Si bien se parecen y tienen algunas áreas en común, el Facilitador a diferencia del Formador no se involucra en la instalación de capacidades o en la formación de los participantes, como haría un Docente, tampoco tiene las respuestas desde su experiencia y conocimientos, como haría un consultor, y tampoco acompaña en cualquier dirección como haría un Coach.
El Facilitador/a, es especialista en las personas y no en los contenidos de los procesos, tiene más preguntas que respuestas para motivar que emerja del grupo las soluciones, y su acompañamiento posee metas claras, plazos y metodologías variadas para lograrlas.
Puestas así las cosas, y reconociendo el rol específico del Facilitador/a, podemos retomar nuestra reflexión sobre la Facilitación para entenderla como una disciplina emergente, que busca efectivamente hacer más fácil, las interacciones entre las personas (o grupos de personas) que participan de manera coyuntural, en una situación de alta complejidad, tales como procesos de cambio (fusión o separación de empresas), negociaciones colectivas, diálogos multi-actores, multi-culturales o multi –étnicos, conflictos por uso de espacios públicos o territorios para diversas actividades humanas, por mencionar algunos.
Una segunda reflexión da cuenta entonces de una disciplina cuyo foco está puesto al mismo tiempo en el proceso, y en la manera de hacer las cosas, para ir arribando por medio de iteraciones sucesivas a la construcción de acuerdos mínimos entre los participantes que permitan avanzar en las metas u objetivos que se han planteado. Debido a esto es que el rol de Facilitador es clave en esta articulación del proceso.
La Facilitación por tanto, se sirve para su diseño e implementación, de un conjunto de técnicas conocidas, la mayoría de ellas, provenientes del mundo social, no obstante la particularidad que tiene, viene dada por dos ámbitos que son: cómo diseñar el proceso, y las características o atributos de la persona (o el conjunto de personas) que cumple el rol de Facilitador/a.
En este punto es necesario observar también otros aspectos que inciden en los procesos de Facilitación y se relacionan con las características de las organizaciones en sí mismas y las del entorno en el cual éstas se desenvuelven. Por lo anterior, un aspecto clave en la facilitación es aprender a leer los contextos, a diseñarlos y a intervenirlos de modo de lograr los cambios necesarios para que el proceso avance.
En este último punto nos adentramos a lo que es el factor clave, a nuestro juicio que son las capacidades y habilidades del Facilitador/a para desplegar las tareas antes mencionadas. No cabe duda que los procesos de cambio a los que se enfrentará, necesitarán una evidencia de sus resultados, que es el cambio de comportamiento de los participantes, por lo tanto la fase de formación de los facilitadores/as tiene un énfasis importante en su propia capacidad de auto observarse y auto transformarse en cada una de las intervenciones que le toque facilitar. Su ejercicio de liderazgo se pondrá a prueba ya que será necesario un gran dominio de atributos esenciales o pilares que debe manejar como son la integridad, la empatía y la creatividad, para llevar a buen términos los procesos en los cuales se involucre.
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